En 1137, la joven y deslumbrante Leonor de Aquitania se casó con Luis VII, futuro rey de Francia. Quince años más tarde, su matrimonio fue anulado por “parentesco cercano”, según se alegó. Pero el verdadero escándalo estalló cuando, apenas unos meses después, Leonor anunció que contraería matrimonio con Enrique de Plantagenet, futuro rey de Inglaterra, un hombre más joven que ella y de quien estaba profundamente enamorada. El rumor recorrió Europa como pólvora: la mujer que desafiaba las normas y los tiempos se había apoderado de otro trono.
Aquel matrimonio no solo unió los dominios franceses de Leonor con los de Enrique en Inglaterra, Normandía, Maine y Anjou, sino que también desató un torbellino de intrigas, rumores y pasiones en las cortes europeas. La pareja reinante se convirtió en el epicentro de cambios políticos, expansión comercial y florecimiento cultural. Fue la época de los trovadores, de la poesía que ponía a la mujer en el centro de la narrativa y del nacimiento de la leyenda artúrica.
Una reina apasionada y escandalosa
Leonor era dueña de una sensualidad magnética y un carácter arrollador. Su independencia, su gusto por los placeres de la vida y su inteligencia provocaban susurros y críticas en todas las cortes. Algunos cronistas no dudaron en acusarla de relaciones extramatrimoniales, entre ellas un romance prohibido con su propio tío Raimundo durante la Segunda Cruzada. La pintaban como coqueta, libidinosa y ambiciosa, pero la realidad es que era una mujer adelantada a su tiempo, cultivada y estratega de su propio destino.
Apasionada por la cultura, Leonor impulsó la literatura artúrica: Camelot, el rey Arturo, la reina Ginebra, Merlín, Lanzarote y Perceval fueron protagonistas de su corte. La leyenda servía como instrumento de poder y propaganda, reforzando la legitimidad de su esposo en Normandía e Inglaterra. Así nacieron historias que aún hoy nos fascinan, desde novelas como El Quijote hasta películas y óperas clásicas.
Intrigas familiares y política con sabor a rebelión
El matrimonio no estuvo exento de tensiones. La amante de Enrique II despertó en Leonor celos y resentimientos que la llevaron a alentar la rebelión de tres de sus hijos contra su padre. El resultado: prisión para la reina. Sin embargo, su inteligencia y carisma le permitieron recuperar la libertad tras la muerte del rey, ejerciendo como regente durante las ausencias de su hijo Ricardo Corazón de León.
Leonor falleció el 1 de abril de 1204, a los asombrosos 82 años, en la abadía de Fontevraud, dejando tras de sí un legado de poder, pasión y cultura que la convirtió en una de las figuras femeninas más fascinantes de la Edad Media.
3 Comentarios
Dicen las malas lenguas que Leonor de Aquitania fue amante de un Gran Maestre Templario
ResponderEliminarAnónimo vos ser un chismoso
EliminarNo es chisme lo que dice el anonimo, pero no fue con un gran maestre fue con un templario durante la segunda cruzada cuando ella fue a acompanar a su estonce esposo que era un rey. Ellos se veian a escondidas por dos razones, una ella era casada y otra es que los templarios no podian tener relaciones amorosa por sus condiciones de monjes.
ResponderEliminarFueron sorprendidos en las caballerisas besandose y por ese hecho asesinaron a su amante templario.
Su esposo la perdono por ese acto de infidelidad pero el secreto quedo muy bien guardado, muchos cronistas de esa epoca fueron condenados a muerte por disvulgar esa informacion aunque su esposo para humillarla creo el rumor de que su amnante era su tio el principe Raimundo, todo por el orgullo de esconder que en realidad el amante de su mujer fue un Templario.
Cuando Leonor se entero de la muerte de su amado amante templario quizo separase de su esposo pero este la obligo a estar con el a la fuerza.
Aunque luego lograron reconsiliarse gracias una gestion del papa cuando ellos fueron a Roma cuyo resultado fue su hija Alix.
Pero el matrimonio termino en fracaso y en el 1152 Leonor por fin consiguio la anulacion de su boda.
Sus comentarios y sugerencias son bienvenidos.